martes, 6 de octubre de 2015

Semblanza: Martha Elena Hernández Treviño, CCVI

Por la Mtra. Sandra Sonalí Olvera Arreola y Lic. Enf. Ernestina Pinal Moreno.
Quiero agradecer al comité organizador el honor que me confieren al brindarme este espacio para expresar mi admiración, respeto y cariño por una persona; también agradezco a Dios por permitirme estar aquí con ustedes y ser partícipe de este bien merecido agradecimiento y reconocimiento a uno de los pilares fundamentales en la humanización del cuidado otorgado a los pacientes de este Instituto: Sor Martha Elena Hernández Treviño, conocida por todos como; Sor Martita.

Si me hubieran pedido hace una semana describir a Sor Martita en una sola cualidad, hubiera sido imposible para mí; pero hoy diría sin temor a equivocarme, que es una persona educada. Ustedes se preguntarán por qué:
En estos días escuché nuevamente la frase de Aristóteles que dice: “Educar la mente, sin educar al  corazón, no es educación en absoluto”…

Al hablar de “mente educada” me refiero a la capacidad de pensamiento que Sor Martita, ha desarrollado, acrecentado y disciplinado a través de sus años de servicio, lo que le ha permitido realizar eficaz y eficientemente sus funciones en los cargos que ha desempeñado; pero no solo eso, también ha encontrado la fórmula ideal para transmitir sus conocimientos con amor y paciencia.

Sor Martita se tituló como Enfermera en el Hospital Muguerza, realizó estudios de Administración de los Servicios de Enfermería en el Instituto Politécnico Nacional. A partir de 1952 se integra en el Instituto Nacional de Cardiología para dar continuidad a la organización de los servicios de enfermería, hemos de recordar que en ese entonces el hospital era de reciente apertura; colaboró en el área de hospitalización para hombres que estaba ubicado en el primer piso, en pediatría y en el servicio de pensionistas.

Ya en las actuales instalaciones del Instituto:
     Fue supervisora del servicio de pensionistas en el período de 1978- 1979.
     Del tercer piso, Cardiología Adultos “A”  de 1987 a 1988.
     Es de resaltar que de 1979 a 1980 y de  1989 a 1990 asumió la jefatura de enfermería llamada así en ese entonces, hoy día Dirección de Enfermería.
     Posteriormente  ocupó el cargo de supervisora de Consulta Externa en 2 periodos, 1990- 1991, 1993 a 2006.
     Actualmente funge como Coordinadora del Albergue, función que desempeña desde 2007.

Asimismo ha participado y colaborado en la elaboración de artículos publicados en revistas científicas, por mencionar algunos:

·     Evaluación de la calidad de los servicios de enfermería en el Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”.
·     Enfermería, filosofía y mística del propio Instituto.
·     Biografía de Sor María de la Luz Rodríguez Elizondo.
·     La bioética en el desempeño de la enfermera.
Como parte de la organización y normatividad institucional, elaboró y actualizó los manuales de organización,  administración y procedimientos técnicos del servicio de Consulta Externa.
Sor Martita se ha distinguido en su desempeño profesional por ser una persona organizada, metódica y tenaz al perseguir sus objetivos, teniendo siempre en mente otorgar una atención de calidad a los pacientes y familiares, impregnándola de comprensión, cariño, generosidad, sencillez y humildad, cualidades que la han caracterizado a lo largo de su trayectoria. Es de resaltar que nunca considera finalizadas las tareas encomendadas, porque en su afán de mejorarlas indefinidamente, tiende a la perfección.

Hablar de un corazón educado, es hablar de amor como un sentimiento puro, profundo e incontrolable del ser humano, que le llena de felicidad; como el acto de acompañar y apoyar al otro en su tristeza, preocupación y ausencia; es el deseo de dar, recibir, de descubrir juntos, de compartir y de inspirar. Quienes conocemos a Sor Martita estamos convencidos que ella tiene este valor, el amor, como estandarte de vida.

Ejemplo de lo anterior, es la huella que ha dejado en los familiares que se encuentran en el albergue, esta ha sido profunda; a decir de ellos, Sor Martita les ofrece apoyo moral, acompañamiento; el observar su entereza física y espiritual los motiva y les da fuerza para afrontar lo que significa para ellos tener un persona querida hospitalizada.

Voy a compartir con ustedes el sentir del personal de enfermería y administrativo de Consulta Externa, que expresó a través de la siguiente carta:

Sor. Martitha:
Queremos aprovechar esta ocasión especial en la que le reconocen su trayectoria profesional en esta noble institución a la que usted se ha entregado, para decirle que:
Nosotras, sus compañeras de la consulta externa no sólo reconocemos su trabajo profesional,  sino también, su trabajo espiritual, amoroso,  humano y desinteresado, que siempre ha demostrado y del cual muchas de nosotras hemos aprendido; que ante todo, hay que ser humilde y agradecido, que toda situación por muy difícil que se presente tiene solución, porque el amor de Dios todo lo puede, los ángeles, no sólo están en el cielo… también están en la tierra y usted, es uno de ellos.
Fueron muchos años de entrega, de enseñanza, compromiso y amor para los pacientes, familiares y personal de ésta, que siempre va a ser su casa.

Por todo esto queremos darle las gracias y decirle que no se va del todo, se queda en cada uno de nuestros corazones y recuerdos.

Con respeto, admiración, cariño y gratitud. (Fin de la carta)

En la persona de Sor Martita sea logrado consolidar lo que el Dr. Ignacio Chávez buscaba para la atención de los enfermos, “la caridad hecha sonrisa” con la filosofía Institucional; El amor y la ciencia al servicio del corazón.


Para finalizar he de decirles que a lo largo de mi vida y trayectoria profesional he tenido la oportunidad de desempeñar mis labores al lado de grandes personalidades y en este momento deseo, Sor Martita, darle las gracias por los momentos que he vivido a su lado, por compartir conmigo sus anécdotas, experiencias y por tantas enseñanzas recibidas, de corazón le digo,  Gracias,  Maestra. 

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