Por la Mtra. Sandra Sonalí Olvera
Arreola y Lic. Enf. Ernestina Pinal Moreno.
Quiero agradecer al comité
organizador el honor que me confieren al brindarme este espacio para expresar
mi admiración, respeto y cariño por una persona; también agradezco a Dios por
permitirme estar aquí con ustedes y ser partícipe de este bien merecido agradecimiento
y reconocimiento a uno de los pilares fundamentales en la humanización del
cuidado otorgado a los pacientes de este Instituto: Sor Martha Elena Hernández
Treviño, conocida por todos como; Sor Martita.
Si me hubieran pedido hace una
semana describir a Sor Martita en una sola cualidad, hubiera sido imposible
para mí; pero hoy diría sin temor a equivocarme, que es una persona educada.
Ustedes se preguntarán por qué:
En estos días escuché nuevamente la
frase de Aristóteles que dice: “Educar la mente, sin educar al corazón, no es educación en absoluto”…
Al hablar de “mente educada” me
refiero a la capacidad de pensamiento que Sor Martita, ha desarrollado,
acrecentado y disciplinado a través de sus años de servicio, lo que le ha
permitido realizar eficaz y eficientemente sus funciones en los cargos que ha
desempeñado; pero no solo eso, también ha encontrado la fórmula ideal para
transmitir sus conocimientos con amor y paciencia.
Sor Martita se tituló como Enfermera
en el Hospital Muguerza, realizó estudios de Administración de los Servicios de
Enfermería en el Instituto Politécnico Nacional. A partir de 1952 se integra en
el Instituto Nacional de Cardiología para dar continuidad a la organización de
los servicios de enfermería, hemos de recordar que en ese entonces el hospital
era de reciente apertura; colaboró en el área de hospitalización para hombres
que estaba ubicado en el primer piso, en pediatría y en el servicio de
pensionistas.
Ya en las actuales instalaciones
del Instituto:
•
Fue supervisora del servicio de pensionistas en el período de 1978-
1979.
•
Del tercer piso, Cardiología Adultos “A”
de 1987 a 1988.
•
Es de resaltar que de 1979 a 1980 y de
1989 a 1990 asumió la jefatura de enfermería llamada así en ese
entonces, hoy día Dirección de Enfermería.
•
Posteriormente ocupó el cargo de
supervisora de Consulta Externa en 2 periodos, 1990- 1991, 1993 a 2006.
•
Actualmente funge como Coordinadora del Albergue, función que desempeña
desde 2007.
Asimismo ha participado y colaborado en la
elaboración de artículos publicados en revistas científicas, por mencionar
algunos:
·
Evaluación de la
calidad de los servicios de enfermería en el Instituto Nacional de Cardiología
“Ignacio Chávez”.
·
Enfermería, filosofía y
mística del propio Instituto.
·
Biografía de Sor María
de la Luz Rodríguez Elizondo.
·
La bioética en el
desempeño de la enfermera.
Como
parte de la organización y normatividad institucional, elaboró y actualizó los
manuales de organización, administración
y procedimientos técnicos del servicio de Consulta Externa.
Sor Martita se ha distinguido en su desempeño profesional por ser una
persona organizada, metódica y tenaz al perseguir sus objetivos, teniendo
siempre en mente otorgar una atención de calidad a los pacientes y familiares,
impregnándola de comprensión, cariño, generosidad, sencillez y humildad,
cualidades que la han caracterizado a lo largo de su trayectoria. Es de
resaltar que nunca considera finalizadas las tareas encomendadas, porque en su
afán de mejorarlas indefinidamente, tiende a la perfección.
Hablar de un corazón educado, es hablar de amor como un sentimiento
puro, profundo e incontrolable del ser humano, que le llena de felicidad; como
el acto de acompañar y apoyar al otro en su tristeza, preocupación y ausencia;
es el deseo de dar, recibir, de descubrir juntos, de compartir y de inspirar.
Quienes conocemos a Sor Martita estamos convencidos que ella tiene este valor,
el amor, como estandarte de vida.
Ejemplo de lo anterior, es la huella que ha dejado en los familiares que
se encuentran en el albergue, esta ha sido profunda; a decir de ellos, Sor
Martita les ofrece apoyo moral, acompañamiento; el observar su entereza física
y espiritual los motiva y les da fuerza para afrontar lo que significa para
ellos tener un persona querida hospitalizada.
Voy a compartir con ustedes el sentir del personal de enfermería y administrativo
de Consulta Externa, que expresó a través de la siguiente carta:
Sor. Martitha:
Queremos
aprovechar esta ocasión especial en la que le reconocen su trayectoria
profesional en esta noble institución a la que usted se ha entregado, para
decirle que:
Nosotras, sus
compañeras de la consulta externa no sólo reconocemos su trabajo
profesional, sino también, su trabajo
espiritual, amoroso, humano y
desinteresado, que siempre ha demostrado y del cual muchas de nosotras hemos
aprendido; que ante todo, hay que ser humilde y agradecido, que toda situación
por muy difícil que se presente tiene solución, porque el amor de Dios todo lo
puede, los ángeles, no sólo están en el cielo… también están en la tierra y
usted, es uno de ellos.
Fueron muchos años
de entrega, de enseñanza, compromiso y amor para los pacientes, familiares y
personal de ésta, que siempre va a ser su casa.
Por todo esto
queremos darle las gracias y decirle que no se va del todo, se queda en cada
uno de nuestros corazones y recuerdos.
Con respeto,
admiración, cariño y gratitud. (Fin de la carta)
En la persona de Sor Martita sea logrado consolidar lo que el Dr.
Ignacio Chávez buscaba para la atención de los enfermos, “la caridad hecha
sonrisa” con la filosofía Institucional; El amor y la ciencia al servicio del
corazón.
Para finalizar he de decirles que a lo largo de mi vida y trayectoria
profesional he tenido la oportunidad de desempeñar mis labores al lado de grandes
personalidades y en este momento deseo, Sor Martita, darle las gracias por los
momentos que he vivido a su lado, por compartir conmigo sus anécdotas,
experiencias y por tantas enseñanzas recibidas, de corazón le digo, Gracias,
Maestra.