lunes, 7 de septiembre de 2015

Preparándonos para el Día Mundial de la Juventud -2016

(Por Sister Alice Holden, CCVI) Hace algunos días, nuestra hermana Conchessa Johnson, CCVI me pidió que asistiera a un evento de oración que se celebraría en Saint Anthony's High School. Sugirió que tal vez a Joan - nuestra hermana- también le gustaría asistir y lo hizo. Cuando llegamos, no teníamos idea de lo que iba a suceder. Al final de la noche, comprendí de nuevo que es cierto que siempre que damos algo, recibimos cien veces más.
El evento fue el lanzamiento del Día Mundial de la Juventud 2016, en el que jóvenes de todo el mundo se reunirán con el Papa Francisco en Cracovia, Polonia. Es una oportunidad maravillosa. El Papa Juan Pablo II inició el Día Mundial de la Juventud para motivar a los jóvenes católicos a conocer y difundir su fe. Varios estudiantes de San Antonio estarán entre los jóvenes que se congregarán en Polonia para reunirse con el Papa Francisco. 
La oración de la noche comenzó con una letanía, creada bellamente, para pedir a la Trinidad las necesidades específicas de estos jóvenes. Después se pidió la ayuda de Santiago, el patrono de los Peregrinos y los Viajeros; de Santa Catalina Tekakwitha, una joven indígena americana que fue testigo de nuestra fe; de Santa Teresita, patrona de los misioneros y abogada de los jóvenes; del Beato Pier Giorgio Frassati, conocido por su amor a las Bienaventuranzas y patrono de los adultos jóvenes y del Papa Juan Pablo II, patrono e iniciador del Día Mundial de la Juventud, nacido en Polonia.
Los cantos que estos jóvenes entonaron y las oraciones que elevaron estaban tan llenos de energía y entusiasmo que me llené de asombro. Supongo que he estado lejos de la cultura de los jóvenes durante demasiado tiempo. Después de entonar varios cantos, los jóvenes salieron para una representación de la Pasión de Cristo. Después volvieron a entrar para recibir la Bendición con el Santísimo Sacramento y hacer adoración; a esto siguió la Misa, oficiada por el Arzobispo Gustavo.
Su homilía mostró un gran entusiasmo y aprecio por la fe y la actitud orante de los jóvenes que asistieron al evento. Sin embargo, también los retó a seguir trabajando para dar a conocer la Palabra de Dios. Dijo que todos tenemos que hacer más, excepto las Hermanas, pues ellas ya han hecho lo suficiente.
En ese momento, sentí un desafío. Creo que todavía tenemos mucho que hacer, no estando siempre demasiado ocupadas, como tal vez lo hemos estado en el pasado, sino en formas nuevas. Debemos animar a las y los jóvenes a ver que son parte de este maravilloso proceso evolutivo de la Divinidad que está en nuestro interior. En efecto, hicimos lo que pudimos en el pasado, pero si todavía estamos vivas, no hemos terminado. ¿Entonces, qué estamos llamadas a hacer?

Al parecer, estamos llamadas a tener un espíritu contemplativo más profundo que nos dará esperanza y un gran gozo; es nuestro legado para quienes vendrán detrás de nosotras. Debemos dar vida a una visión nueva y más profunda que fortalezca a las y los jóvenes para ver hacia el futuro con esperanza, que nos dé fortaleza para encontrar gozo hasta en el sufrimiento que representa el proceso de envejecer y para ver que nuestra propia muerte es una plenitud. Sabemos que estamos aquí ahora para señalar el camino hacia el Hogar.  

A medida que la noche y la liturgia llegaban a su fin, siendo ya mucho más tarde de la hora en que normalmente me voy a dormir, me di cuenta que había utilizado muy bien ese tiempo. Doy las gracias a nuestra hermana Conchessa por invitarme a participar ¡Ha sido un honor! Doy las gracias a  las y los jóvenes católicos de San Antonio y al Arzobispo Gustavo por compartir esta noche con nosotras y nosotros. 

Para concluir, recordemos orar por todos los involucrados en el Día Mundial de la Juventud, del 19 de julio al 2 de agosto de 2016.

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