Nuevos retos, nuevas
culturas, nuevos caminos a los que Dios nos está llamando como Vida Religiosa.
Es parte del compartir, que hemos tenido,
en las diferentes reuniones nacionales sobre formación inicial y continua.
Al reflexionar en nuestras
realidades vemos la necesidad de descubrir la invitación de Dios, a caminar en
su presencia en medio de la obscuridad y dando respuesta diferente a la que
hemos dado durante el paso del tiempo.
Hemos compartido el llamado
a vivir en fidelidad al carisma recibido, desarrollar ampliamente nuestro ser
contemplativo, ser personas de acogida, acompañantes en la vida y seguimiento
de Jesús, reconociendo que cada persona tiene un don que compartir, que estamos
llamadas a ser personas de encuentro en el lugar en el que nos encontremos.
Por otro lado, les comparto, que he tenido la oportunidad de
reflexionar, con grupos de “Jóvenes por Cristo” en la Parroquia de San Vicente
de Paul y la Capilla de San José, en la Arquidiócesis de San Antonio, TX, sobre
el llamado que Dios nos hace desde la creación del mundo “Y creo Dios a los
seres humanos a su imagen; a imagen de Dios los creo; hombre y mujer los creo.
Y los bendijo diciéndoles: Crezcan y multiplíquense, llenen la tierra y
embellézcanla” Gn 27-28ª y es a la
luz de este primer llamado en la Biblia
que estudiamos cuidadosamente la encíclica del Papa Francisco “Laudato si” esta
encíclica nos ha ayudado a tomar conciencia del cuidado del planeta, que Dios nos
ha encomendado como primera tarea, rescatar el amor por la tierra, la creación
entera y la forma como dependemos mutuamente.
Te necesitamos madre tierra, gracias por alimentarnos, cuidarnos y
protegernos.
Cada uno de los participantes en el grupo hizo su compromiso de
dar respuesta al llamado de Dios para embellecer la tierra, cuidarla,
protegerla, amarla, con la sabiduría de Dios, así como relacionarse con los
seres humanos como hermanos, hermanas e hijos de Dios.
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