Por S. Martha Lemus
Torreblanca, ccvi.
Hermanas mías CCVIs:
Quiero comunicarles nuevamente mi experiencia misionera de este
4to. Verano 2015 en el Programa “Tarde de familias en la fe”, para los
migrantes de habla hispana que buscan a Dios y quieren cultivar en sus hijos la
fe que recibieron en el bautismo, pero que también conlleva una atención a
otras necesidades que requieren orientación existencial como: resolver
determinados problemas de asistencia jurídica y acompañamiento. Este programa
lo ha venido desarrollando como ya mencioné antes S. Guadalupe Moreno
Castilleja, en la parroquia de St. Gregory de Hart, MI., en el condado de
Oceana de la Diócesis de Grand Rapids, varios años atrás y yo me integré para
apoyarlo desde el año 2012.
Este verano, tuve la oportunidad de visitar personas hispanas
residentes, con sus problemas propios de la familia y una fe debilitada por
falta de tiempo para cultivarla; por otra parte, el trabajo y el cansancio les
resta interés en conocer de qué se trata dicha fe; pero sí creen en Dios y
mantienen la esperanza de obtener la ciudadanía con la confianza en él. Con
estas visitas me di cuenta de la necesidad de un acompañamiento continuo para
promover su fe y que los acerque más a Dios y entre ellos mismos convivir como
una comunidad de hispanos con necesidades comunes.
En este programa, los niños tienen catequesis y preparación a los
sacramentos y los adultos tienen temas de conocimiento en relación a la fe y
biblia. También se hace la visita a los campos donde viven los migrantes para
conocer sus necesidades e informales lo que ofrece el proyecto, además de los
servicios de la Parroquia. Estamos agradecidas con el apoyo de una pareja
anglo-mexicana: tienen 51 años de casados. Ellos me acompañaron a visitar los
campos y se comprometieron a impartir clases de inglés a un grupo de 43
mexicanos que llegaron contratados por 6 meses (de mayo a octubre), se formaron
los grupos con aquellos que quisieron. Después de varias visitas a los campos
para organizar el curso y adaptarlo al horario de trabajo, ver el lugar para
que les quedara cerca de la vivienda, se comenzó el estudio con la esperanza de
aprender algo, haciendo a un lado el cansancio y el poco tiempo que les
quedaba, ya que el curso inició en septiembre por las idas y venidas para
adaptarlo a las necesidades del grupo antes del regreso a México, que fue a
finales del mes de octubre.
También hubo algunos viajes a la sede de la diócesis para
reuniones y talleres con respecto al proyecto en vigencia y en la comunidad
algunas veces hubo la invitación a comer y convivir con las familias. No puedo
dejar de mencionar los espacios de esparcimiento, como salir a conocer los
alrededores del lugar que son muy bellos.
En conclusión, considero que la carta fundacional de nuestro
fundador Claudio María Dubuis: “Nuestro Señor Jesucristo sufriendo en una
multitud de enfermos, pobres y desvalidos de todas clases esperan el alivio de
vuestras manos”, está dentro de esta actividad/misión que debemos tener en
cuenta con los pobres y vulnerables, agradeciendo a Dios que las Iglesias
Católicas de EUA y México se unieron a través de una “Carta Pastoral” que
brinda una atención digna a todas las personas que se ven obligadas a migrar de
su país por la necesidad y a través de una “Pastoral de Conjunto” se lleva a
cabo la atención al migrante de una manera integral.
Aprovecho también para hacer una atenta “invitación” de parte de
S. Lupita Moreno Castilleja a tener una experiencia en esta misión donde serán
bien recibidas.
Con mucho cariño, hasta pronto.
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