El Papa Francisco nos hace releer la aventura a la que nos invitó
Dios desde su libertad y amor en las palabras que dirigió a los
Consagrados/as:
“Estamos llamados a ser servidores de la
comunión y de la cultura del encuentro… la cercanía y el encuentro, dos modos
mediante los cuales Dios mismo se ha revelado en la historia hasta la
encarnación” (ALÉGRENSE, pág. 35)
Vivir en el aquí y en el ahora es siempre una aventura, la vida es
movimiento, es cambio, transformación. Como comunidad de hermanas en el Pueblo
de la Magdalena Atlazolpa, Colonia inserta en el D.F. hemos vivido este proceso
de manera consciente. Dios nos ha invitado a discernir nuestra manera de
quedarnos en este lugar.
Todo el tiempo nuestra mirada se acostumbra a ver la realidad de
la misma manera, es por eso que
necesitamos sacudir nuestra postura para ver nuevas cosas, nuevos
rostros, otras posibilidades que quizás estaban ocultas a simple vista. A
partir del 15 de julio ante el cierre de la Escuela Claudio María Dubuis no
hemos dejado de preguntarnos ¿qué nos dice Dios? ¿A qué nos invita? Discernir
no es sencillo, implica la vida toda,
para poder descubrir los deseos de Dios
que se encuentran insertos en nuestros deseos más profundos. Es una
“danza de deseos”, según lo llama
Carlos Cabarrus.
En 1957 a través de: Sor Claudia de la Fuente, el P. Antonio
Sábana, los Sres. Guerrero y los padres de familia del IMA se toma la decisión de construir un Centro
Social Educativo Miguel Angel como escuela gratuita para niñas de escasos
recursos. Durante más de 56 años muchas hermanas nuestras colaboraron de forma
directa en este proyecto, reflejando el
llamado que tenemos a vivir la comunión y la solidaridad.
Desde nuestra escucha profunda sentimos el llamado a dar
continuidad a esa intuición desde los mismos valores que movieron a los
iniciadores: reconocimiento de la dignidad del otro, suma de voluntades y
opción por los pobres. Dios nos ha ido confirmando en cada paso que damos,
nosotras ponemos lo que somos, Él se encarga
de los detalles. Hemos visto como ha hecho coincidir amigos, amigas,
voluntarios, gente de buena voluntad que se ha sumado porque ven en este
proyecto una promesa de vida para esta comunidad.
Iniciamos de forma inmediata con una oferta de talleres, pero
abriga nuestro corazón ampliar la respuesta acorde a la realidad. Por tal
motivo, en forma paralela estamos avanzando en un diagnóstico del tejido social
que nos permita recoger el estado de los vínculos, la identidad y la
participación en acuerdos, ya que son los componentes que pueden restaurar la
vida social y construir condiciones de paz y seguridad.
La Casa Claudio María Dubuis es un espacio de encuentro y
formación integral, juntos podemos transformar nuestro corazón y realidad. Para
celebrar este acontecimiento queremos invitar
con mucho cariño a la próxima inauguración.
Será el domingo 6 de diciembre 2015,
fecha significativa por ser el 130 aniversario de la llegada de las Primeras
Hermanas a tierras mexicanas.[1]
Además dos días antes de la apertura del año de la Misericordia, que nos
calienta el corazón para amar como Jesús ama. Ven a celebrar con nosotras, unamos
nuestra oración y gratitud porque
Dios ha estado grande y estamos alegres.
__________
[1] “Cabe a la ciudad de Saltillo, el haber sido elegida para
establecer en su suelo el primer colegio de las CCVI, en tierras mexicanas. Y
así el 6 de diciembre de 1885 llegó a Saltillo la Rev. M. St. Pierre con las primeras hermanas. Las recibieron el
P. Mass y el Padre de la Garza, Párroco de Saltillo. Las acompañaron al
convento y allí el Rector del Colegio de los Jesuitas les dio la
bienvenida. (Más de cien años de
presencia misionera, Congregación de las Hermanas de la Caridad del Verbo
Encarnado, México, 1885-1988 pág. 50)
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