lunes, 30 de noviembre de 2015

Porque mi casa es tu casa: "Casa Claudio María Dubuis"

El Papa Francisco nos hace releer la aventura a la que  nos invitó  Dios desde su libertad y amor en las palabras que dirigió a los Consagrados/as:
“Estamos llamados a ser servidores de la comunión y de la cultura del encuentro… la cercanía y el encuentro, dos modos mediante los cuales Dios mismo se ha revelado en la historia hasta la encarnación” (ALÉGRENSE, pág. 35)

Vivir en el aquí y en el ahora es siempre una aventura, la vida es movimiento, es cambio, transformación. Como comunidad de hermanas en el Pueblo de la Magdalena Atlazolpa, Colonia inserta en el D.F. hemos vivido este proceso de manera consciente. Dios nos ha invitado a discernir nuestra manera de quedarnos en  este lugar.

Todo el tiempo nuestra mirada se acostumbra a ver la realidad de la misma manera, es por eso que  necesitamos sacudir nuestra postura para ver nuevas cosas, nuevos rostros, otras posibilidades que quizás estaban ocultas a simple vista. A partir del 15 de julio ante el cierre de la Escuela Claudio María Dubuis no hemos dejado de preguntarnos ¿qué nos dice Dios? ¿A qué nos invita? Discernir no es sencillo,  implica la vida toda, para poder  descubrir los deseos de Dios que se encuentran insertos en nuestros deseos más profundos.  Es una  “danza de deseos”, según  lo llama Carlos Cabarrus.

En 1957 a través de: Sor Claudia de la Fuente, el P. Antonio Sábana, los Sres. Guerrero y los padres de familia del IMA  se toma la decisión de construir un Centro Social Educativo Miguel Angel como escuela gratuita para niñas de escasos recursos. Durante más de 56 años muchas hermanas nuestras colaboraron de forma directa en este  proyecto, reflejando el llamado que tenemos a vivir la comunión y la solidaridad.

Desde nuestra escucha profunda sentimos el llamado a dar continuidad a esa intuición desde los mismos valores que movieron a los iniciadores: reconocimiento de la dignidad del otro, suma de voluntades y opción por los pobres. Dios nos ha ido confirmando en cada paso que damos, nosotras ponemos lo que somos, Él se encarga  de los detalles. Hemos visto como ha hecho coincidir amigos, amigas, voluntarios, gente de buena voluntad que se ha sumado porque ven en este proyecto una promesa de vida para esta comunidad. 

Iniciamos de forma inmediata con una oferta de talleres, pero abriga nuestro corazón ampliar la respuesta acorde a la realidad. Por tal motivo, en forma paralela estamos avanzando en un diagnóstico del tejido social que nos permita recoger el estado de los vínculos, la identidad y la participación en acuerdos, ya que son los componentes que pueden restaurar la vida social y construir condiciones de paz y seguridad.

La Casa Claudio María Dubuis es un espacio de encuentro y formación integral, juntos podemos transformar nuestro corazón y realidad. Para celebrar este acontecimiento queremos invitar  con mucho cariño a la próxima inauguración. Será el domingo 6 de diciembre 2015, fecha significativa por ser el 130 aniversario de la llegada de las Primeras Hermanas a tierras mexicanas.[1] Además dos días antes de la apertura del año de la Misericordia, que nos calienta el corazón para amar como Jesús ama. Ven a celebrar con nosotras,  unamos  nuestra  oración y gratitud porque Dios ha estado grande y estamos alegres.
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[1] “Cabe a la ciudad de Saltillo, el haber sido elegida para establecer en su suelo el primer colegio de las CCVI, en tierras mexicanas. Y así el 6 de diciembre de 1885 llegó a Saltillo la Rev. M. St. Pierre  con las primeras hermanas. Las recibieron el P. Mass y el Padre de la Garza, Párroco de Saltillo. Las acompañaron al convento y allí el Rector del Colegio de los Jesuitas les dio la bienvenida.   (Más de cien años de presencia misionera, Congregación de las Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado, México, 1885-1988 pág. 50)




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