martes, 8 de enero de 2019

Para toda la vida

Puede que a tí también te pase, pero cuando voy a una boda y oigo la expresión para toda la vida me recorre un ligero escalofrío. Algo parecido me pasa cuando pienso que mis votos  -pobreza, castidad y obediencia- también son para toda la vida. Y es que en el mundo que vivimos el concepto “para siempre” se reduce a un rato, y el “toda la vida” puede durar tan solo un instante.

“Toda la vida” agobia porque no sabemos si seremos capaces de sacar siempre el lado bueno de las cosas, si las personas -y nosotros mismos- cambiaremos con los años, si el amor es pasajero, si la suerte durará o lo que hoy parece sólido en un tiempo no lo será. El futuro es incierto y nosotros no sabemos cómo será el mañana. Decir que el compromiso asusta se queda corto.

¿Pero por qué no dar la vuelta a todo esto? Es cierto que la vida conlleva una parte de fracaso seguro, pero también mucho de esperanza y plenitud. La pasión por cambiar el mundo puede durar “toda la vida”. La felicidad que uno siente al darse a los demás en una experiencia de verano puede reencontrarse una y otra vez -incluso cada día-. El sentido de la vida y una promesa de amor también pueden ser para siempre. Qué decir de los amigos, los sueños compartidos y el deseo de sacar nuestra mejor versión. Y sobre todo, la amistad de un Jesús que nos invita a seguirle y a apostarlo todo por él.

Comprometerse en serio da miedo, pensar que algo es para siempre impresiona -y mucho- y el “toda la vida” puede parecer un lema de otro tiempo, pero pensar solo en el futuro inmediato, creer que nuestra vida solo puede ser de una manera o no arriesgar por miedo a perder puede convertirse en un laberinto sin salida donde ninguna opción nos ayuda a avanzar. En medio de este agobio la solución no es tirar de testosterona, ni de darse golpes contra la pared calculando cada milímetro, tampoco de renunciar al compromiso por miedo a fracasar. Hay una alternativa, la de dar las llaves de nuestra vida a Dios y Jesús, que es bueno, y hará de nuestro futuro algo grande. Eso sí, “para toda la vida”.


Escribe: Alvaro Lobo, sj
Publicado en Pastoral SJ


martes, 12 de septiembre de 2017

Dios presente

Te conocía solo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos le dijo Job a Dios tras un largo peregrinaje espiritual. Y es que es tan distinto saber de Dios como una rutina, una doctrina o una teoría... y saber de Dios como una presencia real que ha tocado mi vida. 

Es la diferencia entre leer una partitura y escuchar la música, entre leer un ensayo sobre el afecto o dar un abrazo a la persona amada. A Dios estamos llamados a conocerlo como presencia, a descubrirlo cerca. No como una teoría o una leyenda, no como un mito ni como un cuento. 

Dios presente, vive en ti y en mí, en sus criaturas, susurrándonos palabras de evangelio, de Reino, de vida....

Aquí una oración que tal vez puedas realizar de modo personal o en grupo: http://bit.ly/2tVD73M


Recurso: Maite Lopez - Pastoral SJ

viernes, 21 de abril de 2017

Decidir

Definitivamente tengo verdadero pánico a decidir. Y creo que es algo bastante frecuente en nuestro mundo. No sé dónde lo notas tú… Hay gente que se bloquea durante horas con la maleta a medio hacer, incapaces de decidir qué dejan y qué se llevan de viaje. Otros sufren un colapso a la hora de comprar, con dos prendas en la mano a tres pasos del mostrador. Hay quien casi muere al elegir carrera y quien se replantea esa decisión cada vez que los exámenes aprietan un poco…
Yo experimento mi miedo a decidir casi a diario. Lo noto sobre todo cuando me coinciden varios planes y no quiero renunciar a ninguno de los dos. Me imagino en uno de los sitios, luego en el otro… ¡y los dos me parecen imprescindibles! A menudo me produce tal bloqueo que retraso al máximo la decisión, esperando que se hagan compatibles en el último momento o que alguien invente la máquina de la bilocación.
Da igual dónde lo notes exactamente, el miedo a decidir está ahí.  El problema es que nos retrata en nuestro temor a renunciar. Porque decidir es básicamente eso: optar por una cosa y renunciar a otras. Y eso nos cuesta mucho. Hay una imagen que me ilumina especialmente en esto: la del árbol y el arbusto. Un arbusto no necesita una verdadera poda; las ramas crecen hacia cualquier lado, pequeñas y abundantes. Sin embargo para que crezca un buen árbol es necesario podar unas ramas y así otras recibirán la savia abundante. Unas ramas se cortan pero gracias a eso, hay otras que crecen fuertes, se robustecen y dan fruto. Tomar decisiones es algo parecido: supone podar y renunciar a cosas para dedicar tiempo y corazón a otras. Pero sólo así crecemos, sólo así damos fruto.
Escribe: Charlie Gómez-Vírseda, sj
Publicación original de Pastoral SJ

sábado, 11 de marzo de 2017

Tiempo de ayuno

Dicen que la cuaresma es tiempo de ayuno. Hasta hace unos años (ya más bien unas décadas) estaba muy bien definido qué tenía que ser ayuno y qué no… Pero hoy en día esto no está tan claro ¿Tiene algo que ver con comer carne o no comerla? ¿Con hacer unas cosas u otras?

Digamos sobre todo que se trata de un tiempo y unos gestos para recordar que no podemos tener todo; que el sueño de la omnipotencia es insensato; que el afán por controlar las cosas es ingenuo; que la sed de poseer es insaciable; y que vivir sin apreciar lo que tenemos es desagradecido e injusto en un mundo donde tantos seres humanos no tienen nada. Por eso merece la pena ayunar.

Hay quien piensa que ayunamos para sufrir. Así, sin más, como si fuéramos masoquistas. Como si tuviéramos que pasar incomodidad, malestar o dolor para tener a Dios contento. Eso no es así. Eso responde a una imagen un tanto alterada de Dios, un Dios duro.

“¿De qué les sirve ayunar, si siguen con sus peleas y riñas? Con esta clase de ayuno, nunca lograrán nada conmigo. Ustedes se humillan al hacer penitencia por pura fórmula: inclinan la cabeza como cañas en el viento, se visten de tela ásperay se cubren de cenizas. ¿A eso le llaman ayunar?¿Realmente creen que eso agrada al Señor? ¡No!
Esta es la clase de ayuno que quiero: pongan en libertad a quienes están encarcelados injustamente; alivien la carga de quienes trabajan para ustedes. Dejen en libertad a quienes viven en opresión y suelten las cadenas que atan a la gente. Compartan su comida con los hambrientos y den refugio a los que no tienen hogar; denles ropa a quienes la necesiten y no se escondan de la gente que precisen su ayuda.
Entonces su salvación llegará como el amanecer, y sus heridas sanarán con rapidez; su justicia los guiará hacia delante y atrás los protegerá la gloria del Señor.
Entonces cuando ustedes llamen, el Señor les responderá. ‘Sí, aquí estoy’, les contestará enseguida. Levanten el pesado yugo de la opresión; dejen de señalar con el dedo y de esparcir rumores maliciosos”. (Isaías 58, 4-8)

En realidad, ayunamos para crecer. Ayunamos para recordar que las cosas no son el fin, sino el medio. Ayunamos como una forma de mirar alrededor, y recordar que la realidad es mucho más amplia que nuestra propia situación. Ayunar no es ‘dejar de comer’. Es aceptar de manera consciente que mis deseos, mis necesidades, mis intereses, mis preocupaciones no son el centro del mundo.
Que si hoy en día sabemos que el Universo no gira alrededor de la tierra, mucho menos gira alrededor de mí.
"Desde ahí le pido a Dios que me enseñe el sentido de vivir con una lógica distinta al "quiero", "me apetece", "me gusta"
"Y pedirle que me enseñe cuál debe ser mi manera particular, distinta, única, propia, de ayunar. Asumir lo difícil que viene como parte de la vida, abrazar los propios compromisos, no huir”.  Eso es ayuno.

“Cuando ayunen, no pongan cara de tristeza como los hipócritas que ponen caras afligidas para que la gente vea que están ayunando. Les digo la verdad: ellos ya han recibido su recompensa. Pero tú cuando ayunes, arréglate bien y lávate la cara para que así no se den cuenta de que estás ayunando. Así sólo lo verá tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre que ve todo lo que se hace en secreto, te dará tu recompensa”. (Mt 6, 16-18)

Hay un sentido de intimidad, de gratuidad, de desinterés, de humildad en la búsqueda de Dios y en la búsqueda de crecimiento. Cuando hablamos de ayunar no se trata de alardear de nuestras búsquedas y retos.

No se trata de "torturar" a otras(os). No se trata de utilizar la virtud como un arma que marque distancias con los "pecadores". Se trata de aprender a mirar mi fragilidad llena de posibilidades, mi debilidad fuerte, mi pequeñez grande, en lo que vale. Como algo a un tiempo minúsculo y enorme. Hay un momento en el que la búsqueda de Dios pasa por el silencio, por el ocultamiento, por el trabajo más cotidiano e invisible, por aquello que nunca nadie va a saber.
En el fondo el Reino de Dios no se construirá bajo focos o pasarelas de fama, ni bajo premios o aplausos, sino en lo escondido. En la soledad de la oración de quien pregunta. En el anonimato de quien sirve. En la sencillez de quien renuncia a un "YO" enorme por un "Mundo" diverso.

Piensa, por un momento, en tus luchas profundas, íntimas, en tus anhelos, en tus deseos de vivir para y con Dios. Piensa en todas esas cosas que parece que nadie ve, que nadie siente contigo, que nadie compadece, que nadie valora… Dios sí las ve. Dios sí las valora. Dios sí las acompaña.



Original en ©Jesuitas. Provincia de Castilla. 


   


jueves, 2 de marzo de 2017

¿Quién nos convierte?

Al comenzar la cuaresma se nos invita a la conversión. Pero eso no es un empeño voluntarista, ni un cúmulo de propósitos que una(o) misma(o) tenga que lograr. Es Dios quien nos convierte, cuando le dejamos. Es Dios quien transforma nuestras vidas y le da hondura y plenitud. Es Dios quien nos hace madurar y crecer, asumir la vida con toda su complejidad. El Dios que, infatigable, está trabajando en cada una(o) de nosotras(os).

“Cuantos se dejan llevar del Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y no han recibido un espíritu de esclavos, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos que nos permite gritar: Abba, Padre” (Rm 8,14-15)

Has cambiado mucho en la vida. Desde que eras pequeña(o) hasta hoy. Has conocido gente, has compartido historias, has tenido aciertos y algún que otro descalabro. Y ahora eres consciente de que cuando te has dejado acunarte o sacudirte, cuando has dejado que su palabra llegue hasta tus entrañas, entonces tú has cambiado.
Pero a veces, somos lentas(os), y a menudo sordas(os) o perezosas(os) para Él. Nos atascamos en mil dinámicas que no nos dejan vivir a su manera. Nos vemos débiles, a veces necias(os)… Menos mal que Él no se cansa de modelarnos, nos sigue transformando con manos firmes. Él sabe a dónde nos quiere llevar.

¿Dónde te ves necesitada(o) de conversión?
¿Dónde sientes que Dios trabaja en ti?

Al tiempo que somos conscientes de que va tocando otras vidas, otras historias, otra gente, en ocasiones nos reconocemos en otros rostros, y nos sentimos cercanas(os) a otras vidas, porque sabemos que detrás de todas(os) estás Él, uniéndonos, trabajando en cada ser humano, sin rendirte con nadie, porque cree en todas(os).

Señor, tú trabajas en aquellos a quienes quiero, y también en aquellos que me hacen sufrir. En los cercanos y los lejanos, en las víctimas y los verdugos. Tú trabajas incansablemente, siembras en cada una(o) de nosotras(os) la semilla de tu amor. Ayúdame a mirar el mundo siendo consciente de que tú lates en El, y de que, imperceptiblemente, vas poniendo luz en cada vida.

¿Miro al mundo intuyendo que Dios está transformándolo?

¿Dónde hay destellos de Dios?



Original por: ©Jesuitas. Provincia de Castilla.

jueves, 10 de noviembre de 2016

¿Cómo descubrir si mi vocación es ser religiosa?

Si alguna vez has tenido curiosidad de conocer la vida religiosa y te ha pasado por la mente si esto es para ti, ten por seguro que es un buen indicio del llamado de Dios, pues la vocación no es algo que tu inventas, ni buscas, ni que quieres hacer o ser. Es algo que encuentras, pues es el proyecto que Dios tiene para ti, para que lo realices.

Algunas veces te preguntarás ¿en realidad Dios me llama?, o ¿son deseos o caprichos míos?
Para poder descubrirlo te podrán ayudar estos pequeños pasos a seguir:

1- Oración y vida sacramental; es indispensable que entres en contacto con Dios por medio de la oración en todo momento, la reconciliación y la eucaristía te unen íntimamente a Él.

2- Ingresar a un grupo parroquial; estar ofreciendo un servicio a la comunidad implica muchas veces sacrificios, aprendes a entregarte de corazón y entre más entregas, más te va pidiendo el Señor y así descubrirás que tanto puedes dar y que tan lejos puedes llegar.

3- Buscar dirección espiritual; tener un proceso de formación en compañía de tu director(a) te ayuda a descubrir si en realidad esta puede ser tu vocación.

4- Sé honesta y sincera contigo misma; para que no te engañes al tomar más en cuenta tus sentimientos que la voluntad de Dios.

5- Completa disposición para aceptar la voluntad de Dios, estando dispuesta a dejar y entregarlo todo por él.

Por último puedes preguntarte ¿qué quiero? ¿lo puedo conseguir? ¿es lo que Dios pide y quiere? ¿lo que me pide, puedo darlo? ¿qué opino sobre el matrimonio, la soltería, y la vida religiosa? ¿me hará o seré feliz?

En ciertos momentos podrías negarte ante estos sentimientos, pasarlos por alto y sentir temor de hacer lo que Dios te pide porque desconocemos lo que nos tiene preparado, no tenemos el valor de dejarlo todo y seguirlo, el temor siempre estará ahí, pero ten en cuenta que aunque Jesús también sintió temor en el huerto, siguió adelante con los proyectos de salvación de su Padre.

Si tú escuchas su llamado, deja todo por Él. 

Comunícate con nosotras: vocacionesccvi@amormeus.org

Fuente: http://llamadovocacional.blogspot.pe/

miércoles, 11 de mayo de 2016

Asamblea 2016 de los Asociados de Estados Unidos

Jane Maurer ha sido Coordinadora de Asociados los últimos tres años, así como facilitadora de su Comunicad Asociada local, Jeanne de Matel.

Como Coordinadora, les correspondió a Jane y a sus ayudantes organizar la Asamblea de 2016, la cual fue oportunamente agendada antes de la Asamblea de abril de las Hermanas, ya habían pasado seis años desde que la última Asamblea de Asociados se llevó a cabo.
Aunque todos los miembros Asociados fueron invitados a  la Asamblea para muchos fue imposible asistir por muy diferentes razones. El grupo de treinta que asistió fue representativo de nueve de las quince  Comunidades Asociadas.

La Hermana Tere Maya, Líder de la Congregación dio la Presentación de Apertura, la cual se enfocó en la Estructura de los Asociados y en la Relación con la Congregación.
Al presentar “La Relación Correcta” la Hermana Tere explicó que “las Hermanas religiosas con votos pertenecen y son miembros de la Congregación; los Asociados, de acuerdo con la Ley Canónica, no son miembros de la congregación, más bien la Asociación es una extensión de la estructura; junto con las Hermanas, los Asociados comparten el Carisma de la Encarnación, el Bautismo cristiano, el discipulado con el mundo, la espiritualidad, la misión, la expresión apostólica.  
Los Asociados hacen su compromiso con la Asociación y renuevan anualmente ese compromiso dentro de su comunidad Asociada.
El tiempo de la reunión incluyó alguna discusión sobre las finanzas y se hicieron recomendaciones para ayudar en la manera para mejorar la situación financiera para la planeación y expansión futuras.
La Hermana Margaret Snyder, enalce Asociada, ayudó al grupo a seguir adelante con su visión y las sugerencias dadas anteriormente- tales como la selección de un director de tiempo completo que entre en vigor para Diciembre de 2016; y la actualización del Manual de los Asociados, para tener una mejor comunicación entre los grupos Asociados de los Estados Unidos, México y Perú.
La tarde terminó con una Sesión de Fotos del Grupo en el Balcón de “Brackenridge”—todos radiantes con pañoletas rojas, y esto fue seguido por una Cena Fiesta en el “Heritage Hall”.

Antes de partir para sus casas, todos se unieron en la liturgia de clausura en la Capilla del Verbo Encarnado el domingo 10 de Abril. El sermón fue dirigido especialmente al Carisma en la vida de los Asociados también añadieron una oración por los Asociados fallecidos.