La Misión en Malawi y Zambia

S. Cristina Vargas Rivera, de las Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado, ha estado trabajando en la Clínica de Ilute contra el SIDA en el Distrito de Mongu, Zambia, desde 2001. La clínica atiende a mujeres embarazadas que tienen SIDA y evita la transmisión del virus a los recién nacidos. Esta es su experiencia como misionera…

Zambia tiene una población de más de 15 millones de personas y se calcula que el 15 % de la población adulta, entre los 16 y los 49 años de edad, está infectada con el virus del SIDA. Esto significa que 2.5 millones de personas viven con el virus.

S. Cristina vive su consagración a Cristo en este contexto. Ella atiende a las mujeres embarazadas que están infectadas con SIDA y que acuden a la Clínica para el SIDA en Mongu, con generosidad, amor y profesionalismo, día tras día. También se da información a estas mujeres sobre las maneras de evitar la transmisión del virus durante el embarazo, el nacimiento y la lactancia. Reciben apoyo y alimento para sus hijos a lo largo de 18 meses.

“Fundamos la misión en 2001 respondiendo a una invitación del Obispo de Mongu”, ella explicó y añadió: “Zambia está dividida en provincias y Mongu es la capital de la Provincia Occidental. Trabajamos específicamente en una clínica rural que se encuentra en la zona de Ilute, en colaboración con el Ministerio de Salud. Nuestra tarea es evitar la transmisión del virus del SIDA de las madres a los recién nacidos. Desde que comenzó este proyecto en 2001, hemos atendido a más de mil mujeres con resultados excelentes. En el último año y medio, el virus no se ha transmitido a ningún bebé, debido al entrenamiento que reciben sus madres sobre el cuidado que deben dar a sus hijos.

Actualmente, 14 personas participan en este proyecto. Algunas son voluntarias (mujeres que tienen el virus del SIDA), dos religiosas (S. Cecilia Zavala Esparza y S. Cristina Vargas Rivera) y varias enfermeras profesionales. Actualmente la clínica está atendiendo a 15 mujeres embarazadas. ¿Pero cómo opera el proyecto? S.  Cristina explica: “La mujer embarazada viene a la clínica para hacerse una prueba de VIH. Si es positiva, ella recibe tratamiento gratuito con el apoyo del gobierno de Zambia y gracias a los donativos que se reciben de varios países extranjeros. Las futuras madres se entristecen cuando se enteran de que están infectadas, pero tienen una actitud abierta. En la clínica tenemos una sección que se llama “Apoyo”; donde las mujeres hablan de cómo están viviendo debido a la enfermedad y les ayudamos a enfrentarla para que tengan una actitud positiva.

S. Cristina añadió: “Les damos a las mujeres tratamiento retroviral, multivitamínicos y conferencias. Cuando nace su hijo, le brindamos apoyo durante 18 meses; reciben alimentos para el bebé y exámenes médicos para supervisar su desarrollo. Por ejemplo: anteriormente, durante los primeros seis meses, las madres no amamantaban a sus hijos por miedo a transmitirles el virus y nosotros les dábamos fórmulas; pero ahora, gracias a los avances científicos, ya es posible que amamanten a sus hijos. Les enseñamos a hacerlo correctamente y les entregamos jabón y vaselina. Después de seis meses, las proveemos de una fórmula para preparar una bebida nutritiva para sus bebés; esta incluye cacahuates, cereal molido y azúcar”.

Nos hemos esforzado mucho y se han tenido muchos logros en esta clínica. S. Cristina explicó: “Zambia es uno de los países con niveles más altos de SIDA. Se ha realizado mucho trabajo en el campo de la educación para acabar con el estigma contra las personas que están infectadas con el virus, pero todavía queda mucho trabajo por hacer”.

Ella mencionó que se siente realizada al servir a Dios y a sus pacientes. “Mi vida está consagrada a Dios y yo le doy vida a mi consagración a través del servicio a personas necesitadas y vulnerables, a las pacientes de SIDA que tenemos aquí. Este es el carisma que recibimos de nuestro fundador, el Obispo francés, Claudio María Dubuis. Él decía que los necesitados esperan alivio de nuestras manos. Yo veo a Jesucristo en cada una de las madres y en cada bebé. Por ejemplo: Ruth es una  mujer que llegó a nosotros infectada con el virus cuando estaba embarazada. Ahora su hijo tiene seis años de edad, está en la primaria y es un niño sano. Ella dirige un grupo teatral educativo y es una gran líder y una mujer excelente. Yo estoy muy agradecida con Dios, con mi Congregación y en especial con el Doctor Liguali, que siempre ha apoyado a este programa. Siento el apoyo de mi Congregación y del Sistema de Salud”, dijo S. Cristina con una actitud gozosa.

La voz de una enfermera

“Mi nombre es Florence Isinonge y soy la encargada del NeedProgram [Programa Necesidad] en la Clínica de Ilute. Soy enfermera especializada en obstetricia. He estado trabajando en este programa desde 2009, enseñándoles a las madres jóvenes a cuidar a sus hijos, en especial a amamantarlos adecuadamente ya que ellas tienen el virus del VIH. Antes, no amamantaban a sus hijos por temor a transmitirles el virus; han cambiado cosas en este programa y ahora pueden amamantar a sus hijos sin temor a transmitirles el virus.

Me siento feliz y agradecida por la oportunidad de trabajar en este programa porque les damos una nueva oportunidad a las madres que están infectadas con VIH-SIDA, y a sus hijos. Si los  amamantan en forma adecuada, estarán libres de la enfermedad. Yo pertenezco a la denominación Cristiana Pentecostal Internacional “Pan de Vida”. Creo que podemos ayudar a toda la gente sin importar cuál sea su religión, porque todos somos seres humanos y por lo tanto, no existen fronteras entre nosotros. También disfruto orar con los demás pues la oración, en especial al iniciar nuestro trabajo, nos da la fuerza para ayudar a los demás. 

Escrito por: Claudia Villalobos

Entervistador, Jorge DECELIS