
El evento fue el lanzamiento del Día Mundial de la Juventud 2016, en el
que jóvenes de todo el mundo se reunirán con el Papa Francisco en Cracovia,
Polonia. Es una oportunidad maravillosa. El Papa Juan Pablo II inició el Día
Mundial de la Juventud para motivar a los jóvenes católicos a conocer y
difundir su fe. Varios estudiantes de San Antonio estarán entre los jóvenes que
se congregarán en Polonia para reunirse con el Papa Francisco.
La oración de la noche comenzó con una letanía, creada bellamente, para
pedir a la Trinidad las necesidades específicas de
estos jóvenes. Después se pidió la ayuda de Santiago, el patrono de los
Peregrinos y los Viajeros; de Santa Catalina Tekakwitha, una joven indígena americana
que fue testigo de nuestra fe; de Santa Teresita, patrona de los misioneros y
abogada de los jóvenes; del Beato Pier Giorgio Frassati, conocido por su amor a
las Bienaventuranzas y patrono de los adultos jóvenes y del Papa Juan Pablo II,
patrono e iniciador del Día Mundial de la Juventud, nacido en Polonia.
Los cantos que estos jóvenes entonaron y las oraciones que elevaron
estaban tan llenos de energía y entusiasmo que me llené de asombro. Supongo que
he estado lejos de la cultura de los jóvenes durante demasiado tiempo. Después
de entonar varios cantos, los jóvenes salieron para una representación de la
Pasión de Cristo. Después volvieron a entrar para recibir la Bendición con el
Santísimo Sacramento y hacer adoración; a esto siguió la Misa, oficiada por el
Arzobispo Gustavo.
Su homilía mostró un gran entusiasmo y aprecio por la fe y la actitud
orante de los jóvenes que asistieron al evento. Sin embargo, también los retó a
seguir trabajando para dar a conocer la Palabra de Dios. Dijo que todos tenemos
que hacer más, excepto las Hermanas, pues ellas ya han hecho lo suficiente.
En ese momento, sentí un desafío. Creo que todavía tenemos mucho que hacer, no estando siempre demasiado ocupadas, como tal vez lo hemos estado en
el pasado, sino en formas nuevas. Debemos animar a las y los jóvenes a ver que son
parte de este maravilloso proceso evolutivo de la Divinidad que está en nuestro
interior. En efecto, hicimos lo que pudimos en el pasado, pero si todavía
estamos vivas, no hemos terminado. ¿Entonces, qué estamos llamadas a hacer?
Al parecer, estamos llamadas a tener un espíritu contemplativo más
profundo que nos dará esperanza y un gran gozo; es nuestro legado para quienes
vendrán detrás de nosotras. Debemos dar vida a una visión nueva y más profunda
que fortalezca a las y los jóvenes para ver hacia el futuro con esperanza, que nos dé
fortaleza para encontrar gozo hasta en el sufrimiento que representa el proceso
de envejecer y para ver que nuestra propia muerte es una plenitud. Sabemos que
estamos aquí ahora para señalar el camino hacia el Hogar.
A medida que la noche y la liturgia llegaban a su fin, siendo ya mucho
más tarde de la hora en que normalmente me voy a dormir, me di cuenta que
había utilizado muy bien ese tiempo. Doy las gracias a nuestra hermana Conchessa por invitarme a participar ¡Ha sido un honor! Doy las gracias a las y los jóvenes católicos de San Antonio y al
Arzobispo Gustavo por compartir esta noche con nosotras y nosotros.
Para concluir, recordemos orar por todos los involucrados en el Día
Mundial de la Juventud, del 19 de julio al 2 de agosto de 2016.
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