
Es la diferencia entre leer una partitura y escuchar la música, entre leer un ensayo sobre el afecto o dar un abrazo a la persona amada. A Dios estamos llamados a conocerlo como presencia, a descubrirlo cerca. No como una teoría o una leyenda, no como un mito ni como un cuento.
Dios presente, vive en ti y en mí, en sus criaturas, susurrándonos palabras de evangelio, de Reino, de vida....
Aquí una oración que tal vez puedas realizar de modo personal o en grupo: http://bit.ly/2tVD73M
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